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ABEL GUELMES GANADOR DEL PREMIO «LA GAVETA»

Nuestro amigo y coordinador del taller Espacio Abierto, Abel Guelmes ha ganado el premio «La Gaveta» con un cuaderno de relatos llamado Inspección de Rutina.

Sobre su obra el jurado comentó:

Por el dominio de las técnicas narrativas, la originalidad de cada uno de los cuentos, el tratamiento de los cuentos capaz de retener la atención del lector hasta el final, el dato Escondido, el interés casi escrupuloso por la ironía y la burla de las diferencias líneas argumentales, así como la utilización del absurdo como recurso necesario para guiarnos hacia un fin donde el medio es lo importante.

Felicidades a Abel por este premio a su talento y a su constancia y last but not least por ser una excelente persona y ofrecer generosamente parte de su tiempo para ayudar a los demás y hacer que nuestro taller funcione mejor.

Programa del X EVENTO TEÓRICO ESPACIO ABIERTO, 30 y 31 de Marzo

Invitamos a todos los amantes de la CFy la fantasía a participar en nuestro X EVENTO TEÓRICO ESPACIO ABIERTO. Abajo pueden ver el programa.

X EVENTO TEÓRICO ESPACIO ABIERTO
PROGRAMA
SÁBAD0 30 DE MARZO
CENTRO HISPANOAMERICANO DE LA CULTURA
(Malecón No.17 entre Prado y Capdevila, Centro Habana)

10:00 – 10:15 Palabras de Apertura Daniel Burguet
10:15 – 10:50 La conjetura de Turing-Merlin sobre la computabilidad
universal de la magia. Fernando Rodríguez y Oscar Luis Vera
10:50 – 11:25. Las infinitas arenas de la melange. Yoss
11:25 – 12:00. Liu Cixin y la CF china: ¿una estrella (des)conocida? Raúl Piad
12.00 – 12:30. Presentación de libros de CF y F.
12:30 – 13:00. Entrega de Premios Hydra y Juventud Ténica

ALMUERZO

14:00 – 14:35 La figura del puñal en la literatura fantástica. Jorge Bacallao

14:35 – 15:10.  Los comienzos de la CF en Cuba. 1964-1970. Rinaldo Acosta.

15:10 – 16:10. Panel Desafíos de la CF ante la crisis del paradigma
de los vuelos cósmicos.
Moderador Yoss, Panelistas: Bruno Henríquez, Erick J.Mota y Raúl Aguiar.

16:10 – 17:00 El video clip de ciencia ficción, Raúl Aguiar

DOMINGO 31 DE MARZO
Sala ArtHause (San Lázaro, No 1216 e/M y N)

10:00 – 10:15. Palabras de Apertura. Iris Rosales
10:15 – 10:45. Proyección de cortos fantásticos. Alejandro Rojas
10:45 – 11:20. Creación de guiones para videojuegos RPG
de mundo abierto. Roger Durañona
11:20 – 11:55. El eterno dilema del huevo y la gallina: una
clase práctica sobre worldbuilding. Alex Padrón
11.55 – 12:30. Borges como escritor de CF. Erick J.Mota
12:30 – 13:00. Homenaje a Michel Encinosa Fú y Jeffrey
López Dueñas

ALMUERZO

14:00 – 14:35. Ya terminé con Sanderson, ¿ahora qué leo?
José Cantallops
14:35 – 15:15. Espacio Abierto: Diez años apostando por la
sinergia, Carlos A. Duarte
15:15 – 16:15. Panel Color Local contra Universalidad en la
literatura fantástica cubana.
Moderador Daniel Burguet
Panelistas: Erick J. Mota, Alejandro Rojas e Iris Rosales vs Yoss, Michel Encinosa
16:15 – 16:30. Premiación Concurso Oscar Hurtado
16:30 – 17:00. Encuentro de Conocimientos
17:00 – 23:00. FIESTA

Crónica del Evento BEHIQUE 2018

Crónica del Evento BEHIQUE 2018

 Celebrada la 11na edición del evento BEHIQUE, convención cultural cubana de fantasía y ciencia-ficción, organizado por el Proyecto DIALFA y el Centro Hispanoamericano de Cultura, con la colaboración de varios proyectos culturales.

Dedicado este año al fantástico cubano, tuvo lugar los días vienes 30 de noviembre y sábado 1 diciembre la 11na edición del evento BEHIQUE en su sede habitual, el Centro Hispanoamericano de Cultura, una de sus entidades auspiciadoras.

En este festival de la ciencia ficción cubana se desarrollaron variadas actividades: conferencias magistrales, paneles de escritores y presentaciones de libros. Se efectuó un homenaje especial a realizadores y artistas por el aniversario 25 de la serie televisiva “Shiralad, el regreso de los dioses” (1993-2018). Se entregaron los premios del Concurso MABUYA en las categorías cuento y cartel; y el Premio JURACÁN al libro más popular escrito por un autor cubano entre los editados en Cuba en el 2016.

Es meritorio resaltar las actividades colaterales como exposiciones de libros, exhibición de artesanías y manualidades alegóricas al género fantástico, y la presentación de dos exposiciones: una de ilustraciones interiores realizadas por artistas cubanos para libros publicados por la Colección Ámbar de Gente Nueva, y una muestra de historietas cubanas publicadas en los últimos 10 años por diversas vías y formatos.

VIERNES DE BEHIQUE

La conferencia inaugural del viernes fue “De Macondo a Wakanda, repensando el fantástico cubano en un entorno caribeño” ofrecida por el escritor Erick J. Mota. En ella el autor enfatizó la importancia de que la literatura fantástica cubana refleje la cubanidad, cultura y tradiciones de la isla.

El mundo de las historietas fue abordado por el investigador Miguel Bonera en su conferencia “Universos fantásticos en el comic cubano:
el paraíso de Charco Azul”, dedicada especialmente a la popular serie de Kukuy de Ángel Velasco.

Continuó la sección de ponencias con la charla de Carlos Duarte, coordinador del taller Espacio Abierto, titulada “Blogs relacionados con Arte y Literatura Fantástica en Cubava.cu”, quien mostró ejemplos de varios sitios hospedados en dicha plataforma que de forma gratuita promocionan literatura en la red, escritores y proyectos.

Para finalizar la primera jornada de BEHIQUE el escritor y profesor Raúl Aguiar (también coordinador del taller Espacio Abierto), ofreció la conferencia magistral “La ciencia ficción en los audiovisuales cubanos” donde realizó un paneo de las aventuras, animados, dramatizados y películas cubanas que han tratado el tema de la fantasía y ciencia ficción. Al cierre se proyectó un capítulo de la afamada serie “Shiralad”, como preludio de las actividades que se desarrollarían al día siguiente.

SÁBADO DE BEHIQUE

La segunda jornada tuvo una agenda apretada. Durante la sección de la mañana se ofrecieron las conferencias: “Shiralad el regreso de los dioses, una mitopoeia cubana”, por Enrique Rosales; “Principales universos cubanos de ciencia ficción y fantasía”, por Raúl Piad, y fue expuesto un “Top ten de la fantasía cubana”, por el afamado escritor Yoss.

Importante destacar la presentación de libros durante los dos días del evento, con la participación de los autores. Se presentaron los títulos: “Historias oscuras, extrañas y malditas”, de Gerardo Chávez; “Razones para no viajar en el tiempo”, de Yunieski Betancourt; “Historias del Altipuerto II”, de Carlos C.M. García del Pino y David Alfonso Hermelo; “El mercenario y el desierto. Libro primero de La Ciudad de Sal”, y “Que den un paso al frente los caídos”, ambos de Yoss. Todos de la editorial Gente Nueva.

Un momento cumbre constituyó la presentación del formidable panel de autores y editores conducido por la escritora Elaine, para tratar el tema del Fantástico Cubano, su estado actual, salud y futuro. Fueron invitados los escritores: Malena Salazar, Michel Encinosa, Erick Mota, Yoss, Eric Flores, Alejandro Rojas, Daniel Burguet y Gretel Ávila (editora de Gente Nueva).

Luego del merecido receso del almuerzo, momento en el cual varios entusiastas del cosplay exhibieron sus disfraces, el público asistente pudo disfrutar de un entretenido e instructivo encuentro de conocimientos preparado por el joven escritor matancero Raúl Piad, sobre literatura, mitología, libros y autores de ciencia ficción cubana.

HOMENAJE POR EL ANIVERSARIO 25 DE LA SERIE TELEVISIVA SHIRALAD

Emocionante y nostálgico son las palabras exactas para describir el encuentro especial que tuvo lugar la tarde del sábado de BEHIQUE con realizadores de la serie “Shiralad”, para celebrar el aniversario 25 de su salida al aire (1993-2018). Los artistas invitados presentes fueron: Hector Noas (interpretó el papel de Mercurio), Sally Ramos (interpretó el papel Dira), e Ileana Mulet (diseñadora de vestuario de la serie).  Se contó además con las intervenciones en forma de video, por no encontrarse en el país, de Jorge Cao (interpretó el papel de El Parca), y de Mabel Roch (Nefertiti). Las presentaciones estuvieron a cargo de Enrique Rosales (colaborador del Proyecto DIALFA, director de Ciervo Blanco), y el intercambio estuvo moderado por Yoss. Los homenajeados expusieron sus vivencias, influencias y repercusiones de la serie, además de comentarios acerca de su realización. Alegando como, con pocos recursos y pasando por las trabas de los primeros años difíciles del período especial, fue gracias a la voluntad, interés, dedicación, talento y profesionalidad de los realizadores, se logró terminar un producto de gran valor. Una obra audiovisual que, hasta hoy, es la más importante y emblemática del género de ciencia ficción cubana, la cual sembró una huella imperecedera en la historia de las series de aventuras del país.

Ha pasado un cuarto de siglo y todavía  se habla de Shiralad como insuperable. Por este motivo, porque «honor es lo único que puede hallar aquel que guía el corazón por un camino hasta el final», se realizó el homenaje con la entrega del Reconocimiento Behique, extensivo y alegórico al elenco completo de realizadores de  Shiralad por el aniversario 25 de la serie.

OTORGAMIENTO DE LOS PREMIOS JURACÁN 2016

Implementados desde el 2014 por el Proyecto DIALFA, esta fue la cuarta edición de los Premios Juracán. Galardón que pretende reconocer la novela y colección de cuentos cubanos de ciencia ficción y fantasía más populares, publicados en el país en un período de tiempo determinado. Este año los nominados fueron los libros del género editados en el 2016. La votación popular se realizó por correo electrónico de los miembros inscritos en el Proyecto DIALFA y del público asistente durante los dos días que duró el evento BEHIQUE 2018.

Los resultados arrojaron que, en la categoría novela, el libro más popular resultó ser “Memorias del Cosmos Cercano”, de Erick Mota, secuela de la novela “Historias del Cosmos Salvaje”, ganador del premio Juracán 2014, por lo que el autor ya tiene en su haber dos lauros Juracán (las otras obras con más votos fueron “Nade”, de Malena Salazar, y “Reto Prehistórico”, de Yoss). En la categoría de colección de cuentos, resultó ganador “Isla en Rojo. Historias cubanas de vampiros y otras criaturas letales”, libro compilado por Rafael Grillo.  

PREMIACIÓN DEL CONCURSO MABUYA

Esperado por muchos, casi al finalizar el evento se dieron los resultados de la 8va edición del Concurso Mabuya, de ciencia ficción y fantasía. A pesar de existir cinco categorías (cuento, ilustración, historieta, cartel y audiovisual), solo se recibieron trabajos para la categoría de cuento y cartel. En el caso de cuento, el jurado estuvo conformado por: Juan Alexander Padrón, Alejandro Rojas, ambos escritores, y Geober Guibert, coordinador del Proyecto DIALFA. De forma unánime decidieron otorgar primer lugar al cuento “Machetero”, de José Alejandro Cantallops Vázquez, y menciones para los textos “Nada temas, la vida te sonríe” de Barbarella González Acevedo, y “Sinfonía para una máquina”, de Indira Rodríguez Ruiz.

En el caso de cartel, el jurado estuvo conformado por integrantes de la dirección del Proyecto DIALFA. Resultó ganador en esta categoría Bertin Alejandro Azcuy Parra, cuyo trabajo promocionará el evento BEHIQUE del próximo año 2019 con el tema “Fantasía Heroica…Entre el canto de las espadas”.    

SE DESPIDIÓ BEHIQUE 2018 CON LA PEÑA DEL CIERVO BLANCO

Casi sin tiempo para más, esta fiesta para los amantes del fantástico se despidió con la presentación especial del Proyecto Ciervo Blanco (a cargo de Enrique Rosales) el cual ofreció una velada de música tradicional relacionada con la fantasía y lo místico, donde fueron invitados: el Cuarteto de cuerdas “Sound of Souls”, los músicos Alexander Suárez (con la gaita irlandesa) y Ariel (con la gaita asturiana), y la participación de la Compañía de Danza Gallega, “Descendientes”.

BEHIQUE 2018 será inolvidable. Reconfortados con la promesa de volvernos a ver dentro de un año, esperaremos para reunirnos en otro Behique futurista. 

Por Sheila Padrón Morales

Correcciones: Carlos Duarte

Fotos: Iris Rosales y Alejandro Rojas

 

Agradecimientos:

La realización de este evento pudo ser posible gracias al apoyo del  Centro Hispanoamericano de Cultura, a los miembros y organizadores del Proyecto DIALFA, la participación de los invitados y conferencistas, la imprescindible colaboración proyectos como Pulpcomicva, Ciervo Blanco, Hikari Guild, Informativo Estronia, Taller Espacio Abierto, UC3, Vitrina de Valonia. 

A todos los amigos que ayudaron, Muchas gracias.

X CONCURSO LITERARIO DE CIENCIA-FICCIÓN Y FANTASÍA “OSCAR HURTADO 2019”

CONVOCATORIA

X Concurso literario de Ciencia-Ficción y Fantasía “Oscar Hurtado 2019”

El Taller de Creación Literaria “Espacio Abierto”, La Casa de la Cultura de Playa, “Mirta Aguirre” y el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, convocan a la décima edición del concurso de Ciencia-Ficción y Fantasía “Oscar Hurtado 2019”, que se organizará de acuerdo a las siguientes bases:

  1. La convocatoria está abierta a todos los escritores cubanos, sin límite de edad.
  2. Los ganadores del premio en años anteriores no podrán participar en la categoría en la que fueron premiados, tampoco podrán hacerlo los coordinadores del taller literario Espacio Abierto que organiza el certamen.
  3. Se premiarán los mejores textos en las categorías: A) cuento de CF, B) cuento de Fantasía (incluyendo al terror fantástico) C) poesía de CF o Fantasía, D) artículo teórico sobre temas afines a la Fantasía y la CF (esta categoría incluye tanto ensayos como artículos y reseñas críticas de obras de fantasía o CF. El jurado tomará en cuenta la coherencia en la exposición de las ideas, la calidad de la redacción, la profundidad de los conocimientos expuestos y la originalidad del pensamiento del autor).
  4. Los participantes podrán competir con un solo cuento o poema por categoría. Si enviaran más de uno, todos serían eliminados.
  5. Los cuentos y artículos tendrán una extensión máxima de 15 cuartillas tamaño carta, con márgenes de no menores de 2,5 cm, interlineado 1,5 y letra Times New Roman 12. Los poemas tendrán una extensión máxima de 2 cuartillas con las mismas condiciones. La temática es libre, siempre que se enmarque dentro del género fantástico y de ciencia ficción.
  6. Los relatos han de ser obligatoriamente inéditos (incluidas publicaciones electrónicas), no deben haber recibido premios o menciones con anterioridad en ningún certamen ni estar comprometidos con otros concursos o editoriales.
  7. Los envíos se realizarán por vía electrónica: abelgr@havanatur.cu. En el asunto del correo deben escribir Concurso Oscar Hurtado 2019. Se dará acuse de recibo de cada participación en el plazo de 1 semana.
  8. Los textos se enviarán en un archivo de Word, firmados bajo seudónimo y, en documento aparte, se incluirán los datos del autor (Nombre y apellidos, título de la obra y categoría en la que concursa, seudónimo, teléfono, email, dirección particular y un breve resumen de su currículo literario).
  9. El plazo de admisión está abierto desde la publicación de estas bases y hasta el 10 de marzo del año 2019.
  10. Los Jurados, compuestos por prestigiosos escritores del género, otorgarán un único Premio para cada categoría y cuantas menciones estimen pertinentes.
  11. Los Premios en cada categoría recibirán diploma y 500.00 CUP (pesos cubanos no convertibles). Las menciones recibirán diplomas, así como libros, afiches o películas del género.
  12. Los autores cuyos relatos obtengan premios o menciones ceden los derechos de autor sobre sus textos a los organizadores solo para su publicación en la revista Korad, después de lo cual conservarán estos derechos para su publicación en otros medios.
  13. Los resultados se harán públicos durante la jornada de clausura del X Evento Teórico de Arte y Literatura Fantástica “Espacio Abierto”, a finales de marzo del 2019. Los ganadores y finalistas serán contactados por los organizadores del concurso una vez se conozca el fallo del Jurado, y en la medida de sus posibilidades, se comprometen a asistir al acto de premiación.
  14. La participación en el concurso implica la aceptación íntegra de estas bases.

Para más información, usted puede escribirnos a: abelgr@havanatur.cu

Sábado 30 en Dialfa Hermes: Premiación Juventud Técnica y presentación del libro El olor acre de la libertad, de Carlos Duarte

El próximo sábado 30 durante el encuentro mensual del Proyecto Dialfa Hermes, en la biblioteca Villena de la Habana Vieja (frente a la plaza de Armas) tendrá lugar la premiación del último concurso Juventud Técnica de cuento de ciencia ficción y la presentación del libro El olor acre de la libertad, de Carlos Duarte Cano. Este libro mereció el premio en el concurso Hidra 2014 que auspician la revista Juventud Técnica y la Casa Editorial Abril.

Horario 2PM

 

Ganan Claudia Damiani y Daniel Burguet Premios Calendario 2018 en Narrativa y Ciencia Ficción

tomado de Juventud Rebelde

Como parte de las actividades de la 27ma. Feria Internacional del Libro Cuba 2018, cinco jóvenes escritores cubanos recibieron este miércoles, los Premios Calendario 2018, que otorga la Asociación Hermanos Saíz (AHS).

En el apartado Poesía, el jurado decidió otorgar el premio a El factor discriminante, de Moisés Mayán Fernández, por su coherencia, la variedad de poéticas advertidas y expresivos hallazgos discursivos. Mientras en Narrativa, el galardón recayó en Los impares, de Claudia Alejandra Damiani Cavero, por su convincente construcción de los personajes.

El premio en Teatro lo mereció Gladys Gabriela Balloqui por Un tambor para el viaje, el cual, al decir del jurado, constituye una adaptación de gran calidad del texto Viaje a la semilla, de Alejo Carpentier. En tanto, gracias a la profundidad de su historia y la destreza narrativa, Daniel Burguet Villegas se alzó con el galardón en Ciencia Ficción, con Cuando despiertes.

Por la manera en que utiliza los recursos líricos en función de narrar breves historias, Junior Fernández Guerra fue el laureado en la sección de Literatura para niños, por su obra Cantábulas y Epopemas.

Durante la velada fueron presentados los libros ganadores en la edición anterior del certamen: La isla iluminada, de Maikel Rodríguez Calviño; Paraísos perdidos, de Martha Acosta Álvarez; Dios no me tiene en cuenta, Yonnier Torres; Paisajes de vida interior. Especializaciones en la poesía de Juana Borrero, de Natalie Roque Vega, y Las peregrinaciones de los dioses, de Malena Salazar Maciá.

Los textos ganadores en 2018 serán publicados por la Casa Editora Abril, y su presentación formará parte del programa de la Feria del Libro, en su próxima edición.

Entre los participantes en la actividad se encontraban Miguel Barnet, presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac); María Elena Salgado, viceministra primera de Cultura; Diosvany Acosta, miembro del Buró Nacional de la UJC; Rubiel García González, presidente de la AHS, y Joan Cabo, director de la Casa Editora Abril.

Fallo del Concurso Oscar Hurtado 2018 se dará en el Evento Espacio abierto

A todos los interesados

El fallo del IX Concurso Oscar Hurtado en las modalidades de:

Cuento de Ciencia Ficción

Cuento de Fantasía

Premio Especial al relato que mejor refleje la cultura japonesa

Poesía de ciencia ficción

Artículo teórico

tendra lugar el sábado 27 de enero como cierre del IX Evento Teórico Espacio Abierto en el Centro Dulce María Loynaz, en 19 y E, Vedado.

Hora aproximada 12:30

El fallo se mostrará en este sitio a partir del lunes 29 de enero

 

Nominado Yoss al premio Phillip K Dick

El escritor cubano José Miguel Sánchez, mejor conocido por su seudónimo literario Yoss, se encuentra entre los seis nominados al premio Phillip K Dick al mejor libro publicado en paperback (rústica) según se dio a conocer este viernes 20 de enero.

Los nominados son:

El Premio Philip K. Dick es un premio de ciencia ficción entregado anualmente en la Norwescon auspiciado por la Sociedad de Ciencia Ficción de Filadelfia y (desde el año 2005) apoyado por el Fondo Philip K. Dick, llamado así por el escritor de ciencia ficción Philip K. Dick. Ha sido otorgado desde el año 1983, el año posterior a la muerte de Dick. Los trabajos que han recibido este premio son identificados en sus cubiertas por el texto Mejor Original de ciencia ficción en rústica (Best Original SF Paperback)

Entre los nominados a este premio en años anteiores se encuentran escritores de la talla de Gibson, Tin Powers, Kim Stanley Robinson, Paul J. McAuley, Ian McDonald, Greg Egan entre otros.

Korad felicita a Yoss por este logro muy merecido por su profesionalidad y calidad como escritor y se honra en tenerlo como uno de sus colaboradores más constantes.

 

Un cuerpo en el centeno por Ernesto A. Guerra Valdés. Premio Oscar Hurtado 2016 de Ciencia Ficción

UAnette Hardy Sosa. Un cuerpo entre el centenon cuerpo entre el centeno

Ernesto A. Guerra Valdés

Ilustración: Anette Hardy Sosa

 

Inicio de registro…

Abro los ojos. Mis padres están dormidos hace dos horas. Me acaricio la cabeza. No tengo pelo, lo he perdido, dicen ellos que por los medicamentos.

Ya no me debo poner más sueros, ni recibir más radiaciones, ni tomar las pastillas de colores de cada día de la semana. No puedo ver a Saana, mi mejor amiga de la quimio, porque Saana no quiere verme; aunque estoy seguro de que la razón es otra.

Mis padres cuchichean a toda hora, y a cada rato mamá empieza a llorar. Nos hemos mudado del centro de la ciudad hacia una parte más tranquila, y por tranquila, me refiero a aislada. Dicen que el aire es más puro, pero lo dudo. En este planeta nada queda puro, y menos el aire.

Saana tiene que estar muerta. Eso podría explicarlo todo. Eso, o que fue asesinada por algún androide loco, de esos que han adquirido el virus de los Discípulos de Ja’bhk’arr. En mi clase había una niña ja’bhk’arrí y fue expulsada de la escuela. Después de los atentados en el Centro nadie confía en ellos y han sido reubicados por el sistema en Campos de Bienestar. La última vez que el odio de apoderó de este lugar los inocentes fueron allí y terminaron fritos por una explosión… a doce kilómetros de allí.

Hay algo raro en el ambiente, además de la radiactividad y las frecuentes tormentas del invierno nuclear.

Hoy se conmemora un mes de la masacre de Avinia. Dicen mis padres que ese día fue el que caí desmayado a la entrada de la casa y, por suerte, no me llevaron a la escuela. Ese desmayo separó mi vida de la muerte, aunque irónicamente la acercó. Cada ataque de esos que me da mata un grupo importante de neuronas; son como electroshocks de mi cerebro que intenta freír el cáncer que me come la cabeza.

Cuando desperté en el hospital, habían pasado cuatro días de inconsciencia. Quisiera recordar algo, pero fue como volver a nacer. En cuanto me dieron el alta, lo más veloz que se pudo recogimos nuestras pertenencias y vinimos a vivir acá. No es el paraíso, ni está Saana; pero la casa es bonita, al menos lo que he podido ver. Aún no he visto todo, y no por falta de voluntad. La habitación pintada de rojo del segundo piso no puedo abrirla. Dicen mis padres que la olvide, que no aparece la llave, pero en ese espacio ocioso podría instalar mi consola de simulación que, por cierto, debo llevar a Soporte Técnico.

Resulta que anoche la desempaqué al fin y, al ingresar los datos de voz, no me reconoce. Intenté con los patrones de huellas y  nada, como si me la hubieran cambiado. Traté de resetearla por el botón de emergencia, pero si lo hago pierdo la garantía.

Desde el desmayo he tenido trece pesadillas. Trece. Bueno, más bien trece repeticiones de la misma. Es como ver una película trece veces para, en cada ocasión, descubrir un detalle que se escapó. Siempre estoy llegando a la escuela allá en Avinia. Desciendo, con mi maleta y mi uniforme, y coloco el primer pie en el césped del lugar. Cuando atravieso la cerca, veo a un chico vestido como los Discípulos de Ja’bhk’arr que me mira con odio. Acto seguido todo se pone confuso. Él me sonríe y saca del interior de su gaffar verde y dorado una especie de pistola y comienza a dispararme. Las balas me atraviesan la frente dos veces, y una tercera me destroza el pómulo derecho.

Otro chico, al parecer un radical intolerante aprovecha para dispararle al ja’bhk’arrí y así comienza un caos bastante raro, en lo que mi cuerpo sigue ahí, en el suelo, desangrado y deforme.

Entonces me levanto. No siento sudor, ni falta de aire, ni el corazón acelerado. Algo me dice que estoy asustado, pero no sé qué. Me acaricio el pómulo y me toco la frente. Todo en orden, algo tibio. Creo que mi temperatura corporal es más baja que la de los otros.

Pregunté a mamá por la masacre de Avinia y me dijo que, al parecer, aquello me había impresionado demasiado. Que dejara de pensar en lo que sucedió, aunque la verdad es que saber que tus amigos y compañeros de clase, profesores y hasta jardineros fueron cosidos a disparos, y que la sangre corrió por todos los pasillos del instituto como en el clásico del siglo XX El Resplandor, no es precisamente una motivación para dejar de pensar.

Mi trauma está hondo. Creo que el hecho de que un Discípulo de Ja’bhk’arr aparezca en mis trece pesadillas, se debe a que el sospechoso de la masacre es de esa secta. No diré como otros que “debían morir todos”. No pienso ponerme carteles en la Redes de Simulación Comunitaria como “Todos Somos Avinia”, porque no soy Avinia. No estuve allí, y por más que me esfuerce no puedo sentir nada. Ni amor, ni lástima, ni tristeza. La lógica me indica que fue terrible, pero no me importa. Y no me siento mal de que no me importe.

Estoy muy seguro de que tampoco soy capaz de llorar, aunque me lo propusiera. ¿Algo que sí podría hacerme feliz? Que mi consola funcionara. Aún es de madrugada, mis padres no sabrán que salí de casa, así que sin pensarlo mucho me visto y la busco entre las cosas que desempaqué.

En cada ciudad hay una estación de Soporte Técnico para Consolas de Simulación. Si activo el GPS de mi intercomunicador integrado, puedo encontrar la más cercana… ¡Rayos! ¡Aún no me reinstalan el intercomunicador! Tendría que pasar de nuevo por la anestesia y el láser, para levantar la piel de la palma de mi mano e insertar el chip.

Eso haré en cuanto amanezca, sin mirar atrás. Después de mi desmayo en Avinia, mi mundo se ha desordenado de maneras que no puedo controlar. Necesito de alguna forma recomponerlo, tratar de insertarme entre tanta porquería.

Lo único que me salva de volverme loco es que el cáncer ya no me afecta. Siento como si el desmayo hubiera sido el preámbulo a la curación definitiva, o puede que sea el Gran Final, ese momento en que todo va bien y el cáncer solo te da un subidón de energía para que se te pase la tristeza y puedas morir con una sonrisa.

Así que a las dos y cuarenta y siete minutos de la madrugada tomo un abrigo, me lo tiro por encima del piyama y envuelvo la Consola entre unos pañuelos. No es tan grande, a lo sumo tiene unos cinco centímetros de largo y ancho, por dos de alto. Es inalámbrica, e incorpora algunos accesorios, como los chips cerebrales que van pegados detrás de la oreja y envían las señales de imagen y sonido hasta los receptores adecuados, una experiencia inmersiva. Además, un micrófono y los guantes dactilares, que son unos puntitos de algo que parece plastilina y se adhiere a los dedos de las manos y los pies. Esos también los llevo, en el bolsillo trasero.

De madrugada hay unos drones que surcan el cielo para escanear personas y androides, dado lo delicado de la situación que vivimos. Básicamente se trata de detectar si el virus de los ja’bhk’arríes está inoculado en las máquinas, y si las personas portan algún artefacto sospechoso, como explosivos.

Merodeo un poco por la zona. La parte de más ajetreo parece ser a unos dos kilómetros, según calculo rápidamente a vista.

Mis padres se empeñaron en tenerme alejado de la civilización, pero todos los pueblos tienen un centro más o menos activo.

Por alguna razón, decido que podría correr hasta donde se ven las luces. No me gusta mucho correr, porque enseguida empiezo a sentirme cada vez más y más mal, hasta que respirar se hace una especie de tortura, que comienza con un picor en los pulmones y se extiende por mis vías respiratorias hasta tener la sensación de que, en lugar de oxígeno, lo que entra por mi nariz y alcanzaba la laringe son miles de puntillas calientes.

Esta vez no es así. Corro como nunca lo he hecho, seguro de mis pasos y con pisada firme. De haberme filmado, podría hasta musicalizarme con algún fondo épico. El aire zumba cerca de mis oídos y golpea mi ropa, haciendo que se pegue a mi cuerpo. Las piernas no me duelen, y respirar me es relativamente fácil. No me agito, ni se me acelera el pulso, ni aparecen las puntillas calientes. Todo es perfecto.

Aunque las nubes de polvo y ceniza cubren todavía el cielo y el frío nuclear es insoportable; aunque las plantas a mi alrededor están calcinadas y llenas de radiactividad, es una vida nueva. Hermosa. Y la disfruto bastante.

En menos tiempo del que imaginé alcanzo la meta. La calle está bastante desolada para estas horas. Luego recuerdo que no estoy en la ciudad, ni nada parecido. La gente fuera de Avinia no es igual de noctámbula. Solo hay un par de mujeres, evidentemente prostitutas, paradas en una esquina. Me hacen una seña obscena, que incluye lamerse los dedos y acariciarse alguna parte lujuriosa de su cuerpo.

Les niego con la cabeza.

Entonces veo un gran cartel verde que imita al cubo de Rubik, pulcramente armado. Es una oficina de Soporte Técnico para Consolas de Simulación, SOTEC, por sus siglas. Y está abierta.

Como es de esperar a las tres de la mañana, el sitio no está precisamente concurrido. El encargado del turno de encuentra sentado tras el mostrador, leyendo alguna especie de libro. Levanta la vista y me observa por encima de sus gafas de montura plástica, un objeto anacrónico para los tiempos que corren.

El local tiene algunos neones y pósters de rostros sonrientes mirando al vacío, viviendo una experiencia inmersiva. Está, a pesar de todo, poco iluminado. Los neones parpadeaban a cada rato, dejando en la retina desorientada. De haber sido epiléptico, podría padecer de un ataque en este instante. La poca luz fija que entra es producto de las edificaciones que circundan la estación del SOTEC.

Seguramente el libro tiene tinta electrónica o algún material de alta reflexión de la luz, porque es prácticamente imposible ver cualquier tipografía sobre papel en estas condiciones.

—¿Puedo ayudarte en algo?

Me mira con curiosidad. No debe estar adaptado a que nadie aparezca en las oficinas a estas horas, y menos en un pueblo alejado de la capital.

—Mi consola —le digo—. Está rota.

La voz me tiembla un poco. Parece como generada por una máquina.

—Sígueme.

Se levanta de su silla detrás del mostrador y me conduce por una puerta lateral hacia un largo pasillo, esta vez con buena iluminación. Solo se escuchan nuestros pasos y un ruido extraño, como de microprocesador. Algo me dice que este tipo es un androide. Solo rezo por que no tenga el virus ja’bhk’arrí y no le dé por montar un show terrorista a costa mía.

—No debes tener ni 18 años, ¿no?

El dependiente sigue con un cigarro en la izquierda y mantiene el libro en la derecha. Alcanzo a ver que es El guardián entre el centeno, de J. D. Sallinger.

—Ya lo leí —digo.

Mi interlocutor, aún delante de mí y sin darme el frente, deja escapar una nube de humo entre carcajadas.

—Eres un poco automático, ¿no te parece?

—Mi nombre es Gaddier. Mis padres se llaman Salvador y Lucía.

La respuesta se me escapa de los labios. Ni siquiera pienso lo que digo y, peor aún, no tengo la menor idea de por qué lo digo.

El hombre hace una seña como de que él se lava las manos y entra a una puerta a su izquierda. Lo sigo y me encuentro una habitación pequeña, con trastos acumulados hasta el techo. En el centro, una mesa con una potente lámpara y algunas herramientas pequeñas.

Se sienta, deja que el cigarrillo se consuma en una esquina de la pieza de madera y se coloca unos dispositivos de visión bastante antiguos.

—Me gusta hacer las cosas a la vieja usanza. Dame tu Consola.

Se la tiendo y la examina por unos segundos.

—Bastante nueva. Muy buena marca; tu familia debe haberse gastado bastantes unidades de intercambio en esto.

Siguió detallándola cerca de dos minutos, repasando su ensamblaje.

—¿Trajiste los accesorios?

Asiento y los extraigo de mi bolsillo trasero.

—Bonito piyama, por cierto.

Hace algunas pruebas a los accesorios con un destornillador de punta muy fina.

—Todo parece estar en orden. ¿Cuál es exactamente el problema?

—No reconoce mi voz ni mis huellas.

—Ya entiendo. Los sensores no presentan ninguna dificultad. A ver, prueba hacerlo ahora.

Enciende la consola y coloco cada dispositivo en su lugar. Automáticamente veo delante de mí el cartel de acceso al portal de usuario. Tecleo en el aire mi usuario y pronuncio la contraseña de voz.

—¿Asimov? —pregunta el encargado de SOTEC, divertido.

—Mira —le extiendo los proyectores retinales y los coloco superpuestos sobre sus ojos.

—Tienes razón. No te identifica correctamente. ¿La reiniciaste?

—Ya hice todo lo que indica el manual. No la reseteé porque pierdo la garantía.

El hombre sonríe. El sello de garantía está intacto, así que procede a romperlo delicadamente con unas pinzas minúsculas. Luego saca cada uno de los tornillos que sujetan la placa madre a la carcasa y con un cepillito limpia su interior. No está muy sucio.

Según me dice el mecánico, todo está en orden con el hardware, y el software se encuentra correctamente actualizado. Así que a base de prueba y error debo detectar el fallo.

—Intentaré probar con mis datos —me dice tras pensar unos minutos.

Toma mi consola y la activa con su usuario y contraseña de voz.

—La simulación inició correctamente. Así que el problema debe estar en tu usuario y contraseña.

Tal vez es eso. Sin embargo, la consola detecta al usuario y, si otro trataba de entrar le decía que su contraseña era incorrecta. En mi caso no, me dice que es imposible iniciar la simulación.

Error 532.

Le digo al bizarro técnico esos detalles y se queda pensativo.

—No es común este error. Tal vez sea un fallo del sistema, o un bug de la programación.

Me parece un pretexto tonto. El software de simulación no tenía bugs desde la versión estable 25, y ya va por la 40.

—¿Y de qué es ese error? —pregunto.

—Lo siento mucho, pero es información confidencial.

Hace una pausa.

—Esta es la garantía –escribe un pedazo de papel. Traza garabatos con apuro, un poco nervioso. Me da la nota, una fe de que el SOTEC me había examinado la consola y no tenía ningún problema que ellos pudieran arreglar.

—Con esto —me dijo—, debes ir a una tienda de consolas y, con tus datos, solicitar que te repongan el modelo y de no haberlo te deben hacer un reembolso. Ahora vete. Un gusto conocerte, Gaddier.

Luego me muestra la salida, no sin antes devolverme mi consola con los accesorios. La envuelvo de nuevo entre los paños e intento leer el papel que me había dado.

—Es mejor que hagas eso luego, ¿no te parece?

Le agradezco por la ayuda y me marcho del sitio.

Una vez en la calle, aprovecho la iluminación para leer la nota. Tiene una dirección web, que examinaré en cuanto encuentre algún centro de conexión multimedia.

Los centros de conexión multimedia son una manera muy limitada de navegar por la red. Tienes derecho a consultar algunas páginas de texto, pero son algunos remanentes de la era Wiki, y van en contra de los principios de funcionabilidad, anonimato e inmersividad que estaban tan de moda. No me importa. El link tiene entre paréntesis una especificación, y es que se trata de un foro de texto.

De camino a casa paso por delante de un establecimiento en el que unos androides bailan desnudos por unas pocas unidades de intercambio. El realismo de los androides en esta época es atroz, a veces son muy pocos los detalles que te llevan a  comprobar que, efectivamente, te encuentras frente a uno de ellos.

Ahora está muy de moda el tema de la clonación humano-androide. Se trata de una abominación; pero supongo que las personas podemos ser muy apegados a los seres queridos, y después de tantos millones de años gastados en evolución, la razón aun no encuentra un consenso feliz con la idea de la muerte.

Si tu madre ha muerto, no hay necesidad de volcar su contenido genético en una máquina que simule su existencia. Al final la vida continúa y, a pesar de los altos estándares de simulación, sigue siendo un trozo de código informático que interpreta un código genético y conductual. Un cuerpo de androide no puede envejecer para siempre, ni crecer, ni encorvarse. No es capaz de sentir ni padecer; no se enferma, ni tiene dolores musculares. Un cuerpo de androide es perfecto y el humano es lo opuesto.

Regreso a casa en un tranvía muy anticuado, de los que van pegados a los raíles y no en el aire, por magnetismo. Es un transporte público gratis que el gobierno intenta rescatar de la vieja época, pues no tiene piezas radiactivas como la mayoría de las cosas hoy día. Comienza una lluvia repentina. Es ácida, pero no muy perjudicial para el cuerpo humano. El tranvía solo lleva a tres personas aparte de mí. Cuando hace una pausa me siento junto a un señor barbudo que va dormido. Elijo sentarme allí porque es la única ventanilla que va abierta. Las demás están clausuradas para evitar algún intento de abordaje terrorista ja’bhk’arrí, o el lanzamiento de alguna botella incendiaria, como pasó en Veronia el año pasado.

El señor respira apaciblemente, y puedo escuchar el sonido de su microprocesador. Debe ser biónico, pues su piel está deteriorada y llena de pecas y arrugas. Los drones son perfectos y hermosos, con la piel lisa como un adolescente.

—Aléjate de mí —dice, aún sin abrir los ojos. Le faltan algunos dientes y no huele muy bien. Me habla con calma y firmeza a la vez.

—Aléjate o le digo a todo el mundo qué eres tú.

El hombre debe estar loco, pero no me arriesgo a comprobarlo. Desciendo del tranvía a pocos metros de casa. Camino apurado, porque las cuatro de la mañana es una pésima hora para sufrir del frío nuclear. La lluvia golpea mi cara y me baña en cuerpo. A ella se exponen mi rostro, mi cabeza rapada y las manos. Protejo la consola contra mi pecho.

Las luces de mi casa están encendidas, así que mis padres se percataron de que me escapé de ellos. Hice algo muy parecido a los nueve años, cuando supe que tener cáncer era sinónimo de morirse, y hasta la policía salió a buscarme.

Pero esta vez, todo es diferente. Cuando entro a la casa están alterados, respirando rápido. Escucho a mi padre decir algo así como que todo había sido idea de mi madre, y que él no iba a pagar las consecuencias.

—También es tu hijo —grita mi madre.

—No estoy tan seguro…

Ambos notan mi presencia.

—¿Dónde estabas a esta hora?

No me interesa lo que me pueda decir.

—Me voy a morir —digo.

Mi madre ahoga un grito. Mi padre cierra el puño y se pone rojo. Una a una se le marcan las venas del cuello, como si la furia subiera desde alguna parte de su pecho hasta la garganta.

—No puedes morirte. No puedes morirte —grita.

Es impresionante el optimismo de los padres, tan inadaptados a la idea de que el hijo no los sobreviva.

—Tengo cáncer. Me está comiendo la médula. Me voy a morir.

Subo las escaleras con tranquilidad. Me enfilo a mi cuarto y veo que sale una luz al pasillo en una parte que nunca había visto. Parece que, buscándome, dejaron abierta la habitación que no se usa. Como un insecto camino hacia la luz y cuando estoy a punto de alcanzarla, me agarran del brazo derecho, desde atrás. Es mi madre.

—Ve a descansar, hijo mío.

—No tengo sueño.

—Vete a tu cuarto, te lo ruego.

—Mamá…

—No me hagas repetírtelo de nuevo.

—Necesito mi intercomunicador.

Mi madre hace una pausa que no alcanzo a comprender. Se me hace muy difícil eso de las emociones.

—Te compramos un intercomunicador externo. Tu condición es muy delicada para la microcirugía.

Sin decir nada entro en la habitación y cierro la puerta. El intercomunicador está encima de mi cama. Mi madre la tendió. Lo desempaco poco a poco, tratando de que no se me caiga.

Los intercomunicadores externos son iguales que los regulares pero su vida de uso es más limitada. Cuando se les agota la batería maestra hay que comprar otro.

Al encenderlo, abro el navegador inmersivo. Escribo la dirección que el empleado de SOTEC me apuntó y se carga en microsegundos. El foro es bastante feo. Tiene los hilos principales y un cartel que indica que no se trata de una web inmersiva. Parece que se trata de una página de estilo antiguo, programado en algún código anterior al IWS.

Encuentro el tema que se llama Error 532. Lo abro y comienzo a leer. Las líneas se me empiezan a volver confusas. Empiezo de nuevo y lo entiendo mejor. El error 532 está relacionado con la cuenta de personas fallecidas en el entorno de simulación. Es decir, que el sistema me reconoce como un fallecido.

Lo peor del caso, es que el Entorno Simulativo está conectado directamente con los servidores del gobierno, así que las bajas de personas se realizan de manera sincronizada. No puede haber un error. ¿Qué tipo de juego macabro hacen mis padres? ¿Acaso simularon mi muerte para alejarme de la ola ja’bhk’arrí?

Entonces, por primera vez en estos días me atrevo a abrir mi buzón de mensajes. Intento con mis datos habituales, pero me dice que el usuario ha sido eliminado del sistema. Comienzo a preocuparme. Es como si, de pronto, hubiera dejado de existir. En este mundo, si no existe en el Entorno Simulativo, no existes para el resto de las personas. Intento abrir mi blog personal pero nada. Me sale la imagen de una ballenita con un gran signo de exclamación en la cabeza, y un texto debajo:

Parece que el link solicitado no está disponible. Inténtelo de nuevo.

Pruebo tres veces más, sin lograr resultados diferentes. Comienzo a rozar la locura.

Me quedo atento unos segundos. Parece que mis padres siguen discutiendo. Escucho que uno de ellos da un portazo y me asomo a la ventana. Veo a mi padre alejarse en su automóvil, bajo la lluvia. Mi madre solloza por unos minutos hasta que siento que entra a su habitación. Escucho de nuevo el sonido de microprocesador, al parecer del intercomunicador. Cierro bien la puerta y hago una búsqueda en Searcher.

Tecleo en el aire «Avinia, tiroteo, muertos». Me devuelve una página con el mensaje de que no tengo acceso al servicio solicitado:

Acceso denegado. Avinia; terrorismo; atentado; muertos; muerte; términos baneados.

 Contacte al proveedor de servicio.

Lanzo el intercomunicador contra una pared, en un ataque de rabia. Registro los cajones de mi armario en busca de alguna pastilla que me calme y me percato de que mi habitación está libre de medicamentos y objetos punzantes. Mi pisapapeles de la antigua Torre Eiffel ha desaparecido, junto con mis espadas medievales de colección que siempre cuelgo en las paredes. No hay cajas de mudanza tampoco.

Abro con cuidado la puerta y bajo en silencio, hasta la cocina. No están ninguno de los alimentos de mi dieta especial. En el estante e las medicinas solo hay algunos calmantes comunes y pastillas para la tos.

Entonces, encima de la mesa veo las llaves. Parece que con la discusión mi madre olvidó por completo llevarlas arriba. Tengo acceso a todo en la casa excepto a la habitación pintada de rojo del segundo piso. Cuando traté de entrar, horas atrás, mi madre parecía muy nerviosa, y estoy seguro de que esconde algo. Saana tiene que estar muerta, y ellos no saben cómo decirlo. La habitación pintada de rojo debe ser el estudio de papá, y allí seguro tiene buena conexión, sin contenidos restringidos en la red.

Tomo las llaves y subo despacio, intentando no hacer ruido. Parece que mi madre se durmió. La abro despacio y no enciendo la luz. Cierro la puerta y, a tientas, me acerco a un viejo ordenador holográfico que tiene mi padre. Dejo que cargue el sistema unos segundos y aparece la pantalla de autenticación.

La contraseña es mi nombre con el año de nacimiento. Mi padre no sabe que lo descubrí hace mucho. En cuanto entro a su sesión, se activa el buzón de mensajes, y una ventana parpadeante indica que tiene dos sin leer. Lo abro y encuentro que son facturas y anuncios, pero antes de cerrar, veo uno de Saana, con fecha posterior a la masacre de Avinia. Lo abro apresuradamente:

Sr. Salva:

No he parado de llorar desde que supe la noticia. Mi madre no me dejará ir al funeral de Gaddier por más que le he rogado. Quiero que sepa que AQUÍ ESTOY PARA LO QUE NECESITE. No sé si vuelva a la escuela después de todo lo sucedido. No sé si pueda salir de las Redes Comunitarias de Simulación o si me atreva a ir a terapia. Gaddier era mi vida. Sé que soy joven para decir algo así, pero es lo que siento. Lo acompaño en el dolor.

Leo cinco veces el mensaje. Aún sin recuperarme, veo el siguiente, a nombre de un directivo de la empresa de papá:

Salvador:

Hemos acogido con dolor la noticia de la pérdida de tu hijo. También lamentamos que dejes nuestra empresa y te marches, pero es tu voluntad y la respetamos. Te adjuntamos el enlace del dinero de la liquidación y un plus por tus buenos servicios en estos años. Espero que te sirva para construir una vida nueva. Mantener vivo el recuerdo de tu hijo puede ayudar, aunque mi sugerencia es que sigas adelante. La vida no es justa. Las puertas estarán abiertas por si quieres regresar.

Así, uno a uno leo veinte mensajes de pésame referidos a mi muerte. Algo muy extraño había sucedido, o mi padre había hecho una jugarreta a las compañías de seguro que no cubrían mi muerte por cáncer, para agenciarse una vida mejor.

Sin pensarlo mucho, abrí el Searcher. Luego le di a Historial, para ver qué había buscado mi padre en esos días. La masacre de Avinia no aparecía en ninguna de las entradas, aunque hay un tema recurrente en las webs visitadas: clonación humano-androide.

Aunque es un tema polémico y de moda, nunca me pareció que mi padre estuviera particularmente interesado. Él fue criado de manera muy tradicional, bastante alejado de la capital. Y así me enseñó. No odio a los androides, pero todo tiene un límite. Para él, nadie tiene derecho a crear o destruir la vida. Para mí tampoco.

Tocan a la puerta. Me asusto y trato de salir de delante del ordenador holográfico y caigo de bruces contra una superficie que suena como el cristal. La palpo por encima de una tela que la oculta. Intento ponerme en pie, apoyándome en la tela y termino por caerme de nuevo. Sin proponérmelo he destapado algo grande. Algo que me rebasa.

Solo escucho el sonido del microprocesador y mi respiración. Sigo analizando lo que está delante de mí, un poco atemorizado.

En un recipiente de cristal gigante veo mi cuerpo, sin vida. Estoy pálido, flotando en el éter, con el pómulo roto y los ojos cerrados. Mi frente está trepanada por dos lugares diferentes. Es mi cadáver.

Enciendo la luz de la habitación y escucho un pitido que viene de mi pierna derecha. Me quito el pantalón y veo una luminiscencia parpadeante.

Batería Baja. Proceda a la recarga.

En calzones, salgo de la habitación. Comienzo a sentir mucho sueño. Bajo las escaleras y encuentro a mi madre hablando con dos policías, acompañados de un dron.

—Gaddier, hijo, vete arriba —me dice nerviosa.

—Dime qué está sucediendo.

—Vete arriba te dije.

Entonces una lucecita se posa en el centro de mi pecho. Viene de la muñeca de uno de los agentes. En microsegundos mi madre lo golpea y sale un disparo que me da de lleno en el brazo derecho, dejando un reguero de cables y conexiones de fibra óptica al descubierto. El otro policía neutraliza a mi madre y la somete contra el suelo. El dron me está apuntando. Mi madre grita, llena de dolor, y puedo escuchar cómo se quiebra uno de sus huesos.

—Detente, por favor.

Estoy rogando. Entiendo poco, pero necesito detener toda esa situación tan extraña. Unos faros iluminan la ventana a mi derecha y supongo que es mi padre, que ha regresado.

–Estás arrestado –me dice el guardián que golpeó mi madre–. Serás llevado a desactivar.

–¿Desactivar?

Mi madre sigue llorando en el suelo y yo inmóvil, sin atinar a nada.

–Eres un androide fabricado con tecnología ja’bhk’arrí. Fuiste denunciado por un especialista de la SOTEC y detectado por nuestro sistema de seguridad en el transporte público.

–Madre ¿de qué hablan?

Ella sigue sollozando sin control, hasta que el guardián que me hablaba cae fulminado. El que somete a mi madre eleva su muñeca y apunta a todas partes. Se escucha un zumbido y también cae al suelo. El dron me dispara y segundos después también se derrumba. Mi madre se incorpora y, con el brazo deforme, comienza a arrastrar sus pasos hacia la cocina.

Desciendo las escaleras. El brazo se me cae y sigo avanzando, sintiendo mucho sueño. Entonces descubro que ahí está mi padre, con un rifle láser aún al rojo vivo. Debo estar hecho un desastre. El último disparo del dron me atravesó el pecho y escucho el sonido del microprocesador más fuerte aún.

—Papá.

Alcanzo a decir.

—Te dije que nos iba a engañar, Lucía —dice él apuntándome.

Me detengo. Me miro la mano sana. La piel comienza a mostrar unos manchones de color marrón. Deben ser producto de la lluvia ácida.

—Parecía un médico serio, Salva —dice mi madre entre sollozos—. Él me dijo que traería a mi hijo de vuelta y aquí está.

—Te dije que este no es mi hijo —grita mi padre. Está muy furioso—. Mi hijo está en un contenedor gigante, en mi oficina. ¿Por qué? ¡Porque tú no puedes aceptar que se marchó!

—Es mi hijo, ¿qué quieres que haga? Yo lo llevé en mi vientre, yo lo acuné, yo le puse Gaddier como mi abuelo. Es mi hijo, Salva.

—Nuestro hijo, Lucía.

Ambos hacen una pausa. Quiero llorar pero al parecer las lágrimas no están incluidas en este cuerpo artificial.

—Mamá, papá…

Mi padre me apunta. Mi madre intenta quitarle el rifle pero su mano es inservible y la que tiene sana no posee fuerza ninguna.

—No somos tus padres. Tú eres una aberración —grita mi padre.

—Se está quedando sin batería, Salva. Vamos a conectarlo, por favor.

Mamá está fuera de sí. Los ojos tienen  un brillo poco común en la gente; mira al vacío y habla muy rápido. Repite una y otra vez que soy su hijito y que no me podrán hacer daño nunca más.

Entonces lo entiendo. Soy un clon. El remanente de un hijo al que ambos amaron pero que el odio sectario se llevó antes de tiempo, porque a fin de cuentas el cáncer haría el mismo trabajo. Soy una copia, no me quieren por lo que soy sino por lo que nunca fui. Intentan amar a una máquina porque luce como un ser humano.

No sé de dónde vienen estos impulsos eléctricos tan parecidos a los sentimientos. O tal vez es la lógica detrás de la máquina la que me da a escoger. Cuando pase el tiempo se habrán cansado de tener por siempre un hijo adolescente que no crece, y me cambiarán por otra máquina que pueda comportarse como su hijo adulto.

Me acerco entonces al rifle de mi padre. Lo agarro con la mano que me queda y siento que todavía está caliente. El mundo a mi alrededor empieza a perder revoluciones, y el pitido de la batería se hace más intenso.

Apunto el cañón al microprocesador en mi cabeza y, antes de apretar el gatillo, digo:

—Entiérrenme entre el centeno.

 

Fin del registro por falla del sistema. Error 532

Fallo del VIII concurso Oscar Hurtado, 2016

Fallo del VIII concurso Oscar Hurtado, 2016

En la 8va edición del evento teórico Espacio Abierto, celebrada los días 23 y 24 de abril de 2016 en el Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, se hizo entrega de los premios Oscar Hurtado 2016.

Modalidad de Cuento de Ciencia Ficción

Jurado: Eric Flores Taylor, Carlos Muñoz y Yoss

Premio:

Un cuerpo entre el centeno de Ernesto A. Guerra Valdés, La Habana

Mención:

Misión 446 de Malena Zalazar Maciá, La Habana

 

Modalidad de Cuento de Fantasía

Jurado: Eric Flores Taylor, Carlos Muñoz y Yoss

Premio:

Cambio de Junior Fernández Guerra, Las Tunas

Menciones:

La partida de Abel Guada Azze, La Habana

La última noche de Guzmán Castillo, Raúl Piad Ríos, Matanzas

 

Modalidad de Poesía Fantástica

Jurado: Elaine Vilar, Raúl Aguiar, Yanelys Encinosa

Premio:

BBBBB166 de Rubiel Alejandro González Labarta, La Habana

Menciones:

El Zahir de Maielis González, La Habana

Vigilia de Milena V. Hidalgo Castro

El largo Viaje de Alexy Dumenigo Aguila

 

Modalidad de artículo sobre tema fantástico

Desierto