Por Carlos Duarte
Con este artículo comenzamos una serie de posts breves sobre el taller Espacio Abierto (EA), su funcionamiento en estos años, sus logros y características. En la medida de lo posible apelaremos a datos concretos de los archivos del taller para no abusar de la memoria, que bien se sabe, suele ser engañosa y selectiva en la naturaleza de las evocaciones, y a veces recordamos detalles como quisiéramos que hubieran sucedido y no como en realidad ocurrieron.
En mi opinión, uno de los méritos principales que ha tenido EA ha sido la estabilidad de su funcionamiento. Esto se ha logrado a pesar de ser un proyecto independiente, sin apoyo económico de ningún tipo por parte del Ministerio de Cultura o de ninguna otra entidad estatal. La Casa de la Cultura Mirta Aguirre de Playa en los primeros meses, y luego el Centro Onelio Jorge Cardoso nos permitieron usar sus instalaciones. La UNEAC nos facilitó su sala Villena en dos oportunidades para realizar los eventos teóricos Espacio Abierto, merienda y agua incluidas.
Es todo. El resto de las empresas que hemos acometido ha sido contando solo con nuestros propios recursos. Pero de eso iremos hablando más adelante.
Por estabilidad me refiero a la constancia de reunirnos uno de cada dos domingos, de tres a seis de la tarde, por espacio de 7 años, para leer y discutir nuestros escritos.
Allí hemos sesionado domingo tras domingo, sin importar mundiales de futbol, olimpiadas o play offs de pelota, funciones de teatro, conciertos, reuniones familiares, ataques gripales, sueños, cansancio u otros muchos motivos que uno pueda tener para quedarse en casa. Jamás sucedió que alguien hiciera el viaje en balde hasta 5ta y 20 en Playa, pues siempre hubo al menos dos de los coordinadores allá y un espacio propicio para leer sus textos. Incluso durante los periodos en los que Raúl Aguiar —nuestro representante en el Onelio—viajó al extranjero o a provincias, nos la arreglamos para reunirnos en sedes alternativas: las casas de Elaine Vilar, Gabriel Gil o Pavel Mustelier.
Solo programamos interrupciones breves en febrero, durante la feria del libro; en el mes de agosto y los días de fin de año.
Siempre tuvimos claro que para que un proyecto así tuviera éxito no podía depender de una sola persona, sino que debía existir una complementación armónica entre varios coordinadores de tal manera que cada cual aportara sus mejores cualidades y nadie fuera irremplazable.
La constancia en el accionar de EA queda muy bien ilustrada en la siguiente gráfica donde se muestra el total de textos discutidos en cada uno de los años del taller. Cuando hablo de textos me refiero a cuentos, poemas o capítulos de novela. Entre estos, los cuentos han sido los más numerosos por amplio margen; la mayoría son cuentos libres que llevan los talleristas, aunque hay un número significativo de ejercicios que, en no pocas ocasiones, dieron lugar a historias redondas, algunas de ellas incluso premiadas en concursos y publicadas.

Es notable que, con excepción del 2009, año en que el taller sesionó solo durante 8 meses tras su inauguración el 22 de marzo, en el resto de los años el número de textos discutidos fuera muy similar. Para los que gustan de las matemáticas la media aritmética fue de 71,2 textos por año con una desviación estándar de 3,4; lo cual arroja un coeficiente de variación del 4,8%. Más estable ni la tasa de cambio de CUC a CUP. Cada año leímos entre 67 y 76 textos, muestra irrebatible del serio trabajo desplegado por EA en estos años. Nótese que los dos últimos años están entre los de mayor número de lecturas, de manera que no es cierto que se hubiera experimentado un declive en 2015.
En este análisis no se incluyeron los datos del año 2016 ya que solo se sesionó los tres primeros meses. Tras el evento Espacio Abierto de abril de ese año, los coordinadores restantes decidimos tomarnos una especie de año sabático para descansar y dedicarle un poco más de tiempo a nuestros asuntos personales y laborales. Al final, como conocen, el descanso no llegó al año porque el 15 de enero de 2017 reanudamos las actividades.
Hay otros temas que me gustaría abordar en los próximos posts, pero quise empezar por este, a modo de aclaración. Y porque pienso que un esfuerzo de esta magnitud requiere respeto. Máxime cuando ninguno de nosotros ha obtenido beneficio económico de este proyecto. En una sociedad cada vez más regida por el signo del dinero, cada vez menos solidaria y altruista, proyectos como EA ya son rara avis y como dije antes, merecen ser tratados con el mayor respeto.